Había sido una semana larga, de esas en las que los días se arrastran y las horas parecen eternas. Lo único que mantenía mi ánimo a flote era la idea de salir el viernes por la noche y desconectar.
Madrid, con su encanto infinito y sus secretos bien guardados, me ofrecía la escapada perfecta: una velada de tapeo con vistas de ensueño.
La tarde comenzó con un cielo que se teñía de naranjas y rosas, presagiando una noche especial. Caminé por las calles adoquinadas, dejando atrás el bullicio del centro. Madrid tiene esa magia, ¿sabes?
Un rincón donde todo parece ir más lento, donde cada esquina esconde una historia y cada paso puede llevarte a un descubrimiento inesperado.
¿Una coctelería, un bar con azotea en pleno centro madrileño, un brunch en un rooftop o un plan gastronómico en pleno barrio de El Viso? No sabía que hacer y me decidí por esto último.
Un plan informal lejos del bullicio y el ruido de Gran Vía, Plaza de España pero en pleno centro de la ciudad.
Mis amigos y yo habíamos decidido aventurarnos por un lugar que habíamos escuchado mencionar en susurros: un sitio que prometía no solo delicias culinarias sino también vistas panorámicas que te dejarían sin aliento.
Después de todo, ¿qué mejor manera de empezar el fin de semana que con una buena conversación, risas compartidas y un panorama espectacular de la ciudad?
Llegamos justo cuando el sol comenzaba a despedirse, regalándonos un espectáculo de luces y sombras.
La ciudad se extendía ante nosotros, una alfombra interminable de tejados, torres y cúpulas. Madrid tiene ese don de parecer infinita, siempre lista para sorprenderte con algo nuevo, incluso cuando crees que ya lo has visto todo.
El ambiente del lugar era perfecto: una mezcla de modernidad y tradición que reflejaba el alma misma de Madrid. Nos acomodamos en una mesa cerca de la ventana, donde podíamos disfrutar de la vista sin obstáculos.
Al sentarnos, una brisa suave nos acarició, trayendo consigo el aroma tentador de los platos que otros ya estaban disfrutando.
Comenzamos con una selección de tapas que era simplemente divina.
Había algo para todos los gustos: desde los clásicos que siempre son un acierto, hasta combinaciones innovadoras que te hacían pensar en la maestría detrás de cada creación. Cada bocado era una pequeña explosión de sabor, una danza en el paladar que nos hacía sonreír y asentir en aprobación.
A medida que la noche avanzaba, las luces de la ciudad comenzaron a brillar con más intensidad. Madrid, en la oscuridad, es un mar de estrellas artificiales, con cada farola y ventana iluminada contando su propia historia.
Las conversaciones a nuestro alrededor se mezclaban con la música suave que llenaba el aire, creando una atmósfera de alegría y relajación.
Pero lo que realmente hizo que esa noche fuera inolvidable no fue solo la comida o las vistas, sino la compañía. Mis amigos, con sus anécdotas y ocurrencias, hicieron que cada momento fuera especial. Nos reímos recordando viejas historias, compartimos sueños y planes, y disfrutamos de la sencillez de estar juntos en un lugar tan mágico.
En un momento, uno de mis amigos sugirió un brindis. Alzamos nuestras copas, llenas de una selección de vinos exquisitos, y brindamos por la amistad, por Madrid y por todas las noches aún por venir. Fue uno de esos instantes que se quedan grabados en la memoria, un pequeño tesoro que puedes recordar en los días grises.
La noche continuó con más risas, más platos deliciosos y más momentos de complicidad. Pedimos una última ronda de tapas, que llegó con una presentación que era casi demasiado hermosa para comer. Casi. Porque una vez que probamos el primer bocado, no hubo vuelta atrás.
Mientras saboreábamos el postre, una creación que combinaba chocolate y frutas de una manera que solo los verdaderos artistas culinarios pueden lograr, nos dimos cuenta de que no queríamos que la noche terminara nunca. Pero, como todas las cosas buenas, debía llegar a su fin.
Al salir, nos detuvimos un momento en la puerta para disfrutar de la vista una vez más. Madrid, con su mezcla de historia y modernidad, de ruido y calma, de luces y sombras, nos había regalado una noche perfecta. Caminamos por las calles casi desiertas, disfrutando de la tranquilidad que solo la madrugada puede ofrecer.
Esa noche, mientras me acomodaba en mi cama, no pude evitar sonreír. Habíamos encontrado un pequeño rincón de felicidad en medio de la gran ciudad, un lugar donde la comida, las vistas y la compañía se habían combinado para crear una experiencia inolvidable.
Y es que Madrid, con su encanto inagotable, siempre tiene algo nuevo que ofrecer, siempre tiene una sorpresa esperando a la vuelta de la esquina.
Así que, si alguna vez te encuentras buscando una escapada en la ciudad, te animo a que busques esos lugares especiales. No necesitas ir lejos, solo sigue tu intuición y deja que Madrid te sorprenda.
Porque al final del día, no hay nada como una noche de tapeo con buenas vistas para recordarte lo hermosa que puede ser la vida.
Desde el momento en que concibimos CasaVieja, sabíamos que queríamos crear un lugar que fuera mucho más que un bar. Queríamos un espacio que capturara la esencia de Madrid: su vibrante vida social, su rica historia y, por supuesto, sus increíbles vistas.
Nos encontramos en una ubicación privilegiada, con vistas directas a la icónica fuente de los delfines, un escenario perfecto para cualquier ocasión, ya sea un tranquilo atardecer o una animada noche de fiesta.
En CasaVieja, nuestra terraza es nuestro orgullo y alegría. Diseñada para ser un oasis en medio de la ciudad con las mejores vistas del barrio en una de las mejores terrazas de Madrid, ofrece un respiro del bullicio urbano mientras aún te permite estar en el centro de la acción. Imagina esto: estás sentado en una cómoda silla, rodeado de una vegetación cuidadosamente seleccionada que añade un toque de frescura y serenidad.
Delante de ti, la fuente de los delfines lanza chorros de agua que brillan con las luces de la ciudad, creando un espectáculo hipnótico. El cielo de Madrid, pintado con los colores del atardecer, completa la escena. ¿No suena como el lugar perfecto para desconectar en pleno centro de Madrid?
Pero, por supuesto, un buen bar no se define solo por unas vistas de Madrid impresionantes.
En CasaVieja, nos enorgullecemos de ofrecer un menú de picoteo que deleita todos los sentidos. Hemos seleccionado cuidadosamente cada plato para ofrecer una variedad de sabores que satisfagan tanto a los amantes de la comida tradicional española como a aquellos que buscan algo un poco diferente.
Desde nuestras croquetas caseras, que son una explosión de sabor en cada bocado, hasta nuestras tablas de quesos y embutidos de la mejor calidad, hay algo para todos. Nuestros camareros están siempre disponibles para recomendar el maridaje perfecto con nuestra selección de vinos y cervezas artesanales.
Y para aquellos que prefieren algo sin alcohol, ofrecemos una amplia gama de cócteles sin alcohol que no decepcionan.
Uno de los aspectos que más nos enorgullece de CasaVieja es nuestra capacidad para transformar cualquier evento en una celebración inolvidable. Hemos sido testigos de cómo cumpleaños, fiestas y reuniones familiares se convierten en recuerdos atesorados gracias a nuestro ambiente único y nuestro servicio dedicado.
No se trata solo de ofrecer un lugar bonito; se trata de crear una experiencia donde cada detalle cuenta.
Cuando organizas un evento en CasaVieja, trabajamos contigo para personalizar cada aspecto. Desde la decoración hasta el menú, pasando por la música, todo se adapta para reflejar tus gustos y preferencias. Nuestro objetivo es que tú y tus invitados se sientan especiales y atendidos en cada momento.
El barrio de El Viso, donde estamos ubicados, es una joya en sí mismo. Conocido por su arquitectura elegante y sus calles arboladas, es un lugar que combina lo mejor de la vida urbana con un toque de tranquilidad que es difícil de encontrar en otras partes del centro de Madrid.
Aquí, en medio de este entorno privilegiado, CasaVieja se erige como un punto de encuentro para aquellos que buscan una experiencia única.
A lo largo de los años, hemos visto cómo CasaVieja se ha convertido en un punto de encuentro para una comunidad diversa y vibrante. No solo somos un lugar donde la gente viene a comer y beber; somos un espacio donde se forman conexiones, se crean recuerdos y se comparten risas.
Hemos visto amistades florecer y relaciones fortalecerse en nuestras mesas y en nuestra terraza. Y esto es algo de lo que estamos increíblemente orgullosos.
Cada elemento de CasaVieja ha sido diseñado con atención al detalle. Desde la iluminación suave que crea un ambiente acogedor hasta los cómodos asientos que invitan a quedarse un rato más, cada aspecto ha sido cuidadosamente pensado para ofrecer una experiencia excepcional.
Nuestro personal, siempre atento y amigable, está dedicado a hacer que cada visita sea especial. Ya sea tu primera vez con nosotros o si eres un habitual, siempre te recibirán con una sonrisa y un trato cordial.
Nuestra carta está en constante evolución. Trabajamos estrechamente con proveedores locales para asegurarnos de que solo utilizamos los ingredientes más frescos y de mejor calidad. Esto no solo garantiza que cada plato sea delicioso, sino que también apoyamos a la economía local, algo que nos apasiona.
Además de nuestras celebraciones privadas, nos encanta organizar eventos temáticos y noches especiales para nuestros clientes. Desde noches de música hasta degustaciones de vino y maridajes de comida, siempre hay algo emocionante sucediendo en CasaVieja.
Estas experiencias no solo son una forma de pasar una noche divertida, sino también una oportunidad para descubrir nuevos sabores y hacer nuevas amistades.
No puedo dejar de mencionar una vez más la fuente de los delfines, un elemento central que añade un toque de magia a nuestra terraza. Ya sea bajo la luz del sol o iluminada por la noche, esta fuente es una pieza de conversación que nunca deja de impresionar.
Es un símbolo de la elegancia y la historia de Madrid, y tenerla como telón de fondo hace que cada visita a CasaVieja sea aún más especial.
En CasaVieja, también estamos comprometidos con la sostenibilidad.
Nos esforzamos por reducir nuestro impacto ambiental a través de prácticas responsables, como el uso de productos biodegradables y la implementación de medidas para reducir el desperdicio de alimentos.
Creemos que es nuestra responsabilidad no solo ofrecer una experiencia increíble a nuestros clientes, sino también cuidar del planeta para las futuras generaciones.
Si aún no has tenido la oportunidad de visitarnos, te invito a que vengas y descubras por ti mismo lo que hace a CasaVieja tan especial.
Ya sea que estés buscando un lugar para una celebración especial, una noche tranquila con amigos o simplemente un rincón acogedor para disfrutar de una copa y una tapa, estamos aquí para ofrecerte una experiencia que recordarás.
Escríbenos en el Formulario de Contacto. O si lo prefieres puedes llamarnos al 629 715 885
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